Wednesday, August 25, 2004

Literalidad Oniris

Te dedico mis canciones porque piensas
Que la vida no está hecha de canciones
Está hecha de pedazos de tormenta
Está hecha de malditas sensaciones
Si es cierto que nuestra existencia no es una, única e íntegra, sino una sucesión de momentos, algunos felices y otros no tanto, no veo el por qué de mi (probablemente ficticia) complicación.
Disfrutar las brechas de alegría, sufrir las de desdicha, temer las de pánico, ignorar las de apatía y desgano, tener arcadas con las desagradables, odiar las de ira, atesorar las de amor, soñar las de descanso, distender las de ocio y premiar las de triunfo. No son consignas fáciles, pero tampoco resultan utópicas.
Como el ying-yang, como la balanza de la Justicia (y la de Libra) o como el corazón de una molécula, el positivo enfrenta al negativo y vice versa, a la vez que ambos se complementan y son recíprocamente la razón de existir del otro.
No quiero minimizar a la tristeza afirmando que su valor es principalmente de contraste, que su función es ayudarnos a distinguir y valorar la felicidad. Porque uno (y cuando digo "uno" quiero decir "yo") espera que pase como pasa la lluvia, llevándose la humedad y trayendo el cielo límpido y luminoso.
A lo que me refiero es que considero que es una explicación simplista e inútil, una auto excusa para bajar la cabeza y soportar hasta que lleguen los mejores tiempos. Yo me rehúso a estar mal, y por eso voy a volver a terapia.
Es bueno revisar lo que pasó durante el día y recordar que hice algo por mí y empecé a mover... por lo que eso pueda valer.
¡Cómo me despaché esta vez, con analogías y todo! Espero no leerlo nunca más para no corregirlo y/o borrarlo, porque salió de quién sabe dónde, pero sin censura.
H.