Monday, September 20, 2004

La boca del pez

Arrojando basura
Se me cayó el cartel
Yendo a contramano
Me choco una pared
Me cansé de hacer cola para nacer
Me cansé de hacer cola para morir
Todo eso que dije acá... en serio lo creía. Ahora son palabras vacías de contenido.
Reincidí.
H.

Sunday, September 12, 2004

Lleno uno o dos claros

Si del principio hubiera aprendido a ser un animal
Hoy tendría un instinto noble a cambio de esta pena
Y si la ruta me va dejando sin aliento
Será que un buscador nunca llegará a destino

Cuando el mundo no tiene respuesta
O se vuelve incomprensible
Recuerda que un guerrero
Toma todo como un desafío
En este momento tengo demasiado sueño como para escribir algo coherente. Bastará para llenar esta mañana de domingo con decir que pasé por El Teatro, para ver a una banda llamada Divididos que, a lo Gardel, cada día toca mejor. O que comimos unas pizzas y empanadas antes de salir, como de costumbre, sólo que esta vez tuvimos una invitada femenina a la mesa: Maca, hermana de Mauro, quien además festejó su cumpleaños número 20 en la mitad del recital. O que el viernes a la noche nos quedamos con Ro y Ana jugando a la canasta (!!!) hasta las 3 am, cerrando una noche linda en la que tuve el placer de ir al cine con mi hermana, su amiga Maru (no confundir con MI amiga Marü) y mi cuñadito, con quienes después comimos... ¡pizza! Pero con cuchillo y tenedor, que es otra cosa. O que ese viernes no fui a laburar porque me levanté con dolor en la cintura otra vez, me cagué todo y preferí quedarme en casa, y a la tarde fui a la primer sesión con mi nuevo psicoloco (que me dijo que para medicarme hay que estar muy seguro, cosa que se logra con varias sesiones y no con quince minutos de entrevista de admisión, y que además se necesita mi aprobación) y después a mi rehabilitación semanal en manos (mágicas manos) de mi fisiatra Lidia, donde tuve unos minutitos para charlar de gansadas con Lau, su secretaria. O que el jueves a la noche le maté la cabeza a mi amiga Samanta en la cena, en una parrilla a donde la invité para vernos un rato, hablando sin parar como si hubiéramos estado meses sin contacto. Si estás leyendo, ¡gracias Sam por tus consejos y tu paciencia!, pero... no la llamé. Perdón, falté a mi palabra, sigo siendo el mismo cobarde de siempre.
Había decidido no escribir para acostarme rápido, y terminé haciendo una -desordenada- crónica de mis últimos días. Je, lo lamento si leyeron hasta acá, ya se deben haber aburrido lo suficiente. A la cama, pato --Magoya se va a bañar a esta hora!
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Modifiqué posts anteriores, volviendo las citas a su idioma original. Por traducirlas al castellano, dejaron mucho que desear y perdieron lo que hacía que me gustaran.
Ah, y estuve pensando en hacer un petit concurso una vez que llegue a los 20 o 30 posts: a ver quién puede adivinar exactamente el nombre del tema / obra de donde las extraje. ¿El premio? Ya veremos.
H.

Thursday, September 9, 2004

Un montón de esto

Quiero ser prófuga de mi silencio,
Cruel intermediario que no te deja saber
Que muero por abrazarte,
Que te necesito.
Cada palabra mía que no te alcanza
Se multiplica en miles de lágrimas
Que sufren estar sin tí.
Maldita es la causa responsable de que
Esté prisionera en esta burbuja de nada...
Al voltear hacia donde reposaba se escabulle, me da la espalda y en un abrir y cerrar de ojos desaparece. La busco por los cuatro puntos cardinales, en la altura y en la profundidad, y tengo la seguridad de que está; sin embargo no puedo verla.
Como si disfrutara con mi desconcierto, no me da tregua, se imagina entre la neblina de la madrugada, se ríe del paraíso en que la soñé, sabiendo que me ahogo en mis gritos desesperados que suenan como ecos sordos.
Mi vida me evita, esquiva mis intentos de ubicarla, tal vez por miedo a que la encasille o la rotule. Nunca entendió que sólo anhelo tenerla cerca para apretarla contra mi pecho, saborearla desde su introducción hasta su nudo, y conseguir que sea una sola, feliz y en paz.
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Gracias Ani por permitirme usurpar las palabras que tu corazón usó para mostrarse a los demás. Ellas me mueven también a mí y merecen ser reconocidas como lo que son: sentimientos.
H.

Wednesday, September 8, 2004

Difusa y dibujada a crayón

In my place, in my place
Were lines that I couldn't change
I was lost, oh yeah

I was lost, I was lost
Crossed lines I shouldn't have crossed
I was lost, oh yeah
Tiempos de cambio y cambios, de duda, de replanteos y sobre todo, de errores. No en cuanto a las cosas que hice, sino a la forma en que las hice. Y me pregunto si es humanamente posible equivocarse tanto.
Termina un 'episodio' y me digo a mí mismo: "Esto me demuestra que siempre que se cierra una puerta, se abre otra, o aunque sea una ventana. Nunca es el final del camino, siempre hay un desvío que sirve para seguir en ruta". Pero no es suficiente, tengo que ser yo mismo el que se esmera en tapiar con maderas esas puertas y ventanas recién abiertas (o descubiertas). Lo digo todo el tiempo, soy mi peor enemigo.
Para no aburrir ni aburrime, resumo. Escribí una lista que terminó conteniendo catorce cosas muy variadas que quería y me había propuesto hacer, desde personales -hablo de cafés pendientes- hasta triviales -como la tintorería semanal-, y fijé como objetivo tachar de ella al menos dos por día, a partir de hoy. Con esto espero a trazar una línea más o menos recta que me lleve a algún lugar agradable, un lugar adentro mío en el que me sienta cómodo. Será que me conoceré; lo cierto es que no me tengo ni un poquito de confianza.
Aprovecho el último párrafo para llenar el ricón positivo del día. Si todo sale como debe, hay alta probabilidad de que llegue la banda ancha a mi casita. Entonces sí, no voy a tener excusas para no escribir ni para no visitar mis páginas preferidas y dejar mis comentarios en ellas.
H.

Thursday, September 2, 2004

Y tú heredaste la marea

Que si te aguanto te odio tanto
Que si te quiero te espanto
Que me río y te hace mal
No hay fracaso más rotundo
Que haberse venido al mundo
Pa' morirse y nada más
Mi último descubrimiento es que los funerales pueden ser un espacio de meditación. Esto no me favorece en lo más mínimo, porque últimamente cada vez que me dedico a pensar termino reprochándome mis fallas (miles de ellas) y castigándome en consecuencia.
Aprendí, pues, que cuando te morís, después de ese momento en el que el bobo no arranca más, tu gente se pone a hacer un balance de tu vida, y entonces decide si está bien que te hayas muerto o es una pena, o si te moriste a tiempo o demasiado pronto, o si te moriste bien o mal.
¿Y si me muriera ahora? ¿Qué balance harían? No he hecho ni la mitad de lo que logró mi padre, no he conseguido ser ni una cuarta parte de lo que llegó a representar para tres generaciones mi abuelo. El último eslabón de la cadena, ¿el más débil? No tengo idea de cómo siquiera acercarme a ese éxito --no estoy hablando del económico, sino del otro, del personal. Espero ser claro en este punto.
De mi abuelo, probablemente la persona más buena del mundo (cabeza a cabeza con la Madre Teresa, que se murió antes que él, y con mi padre) no voy a escribir nada. En realidad escribí mucho pero no me parece bien publicarlo, porque todavía tengo detalles que resolver en cuanto a ese asunto. Y de mi viejo, basta decir que a pesar de que mi abuelo no está más, el alumno ha logrado superar al maestro en cuanto a bondad.
Pensar que yo siempre dije "me conformo con llegar a los 27". Se veían tan lejanos... No estoy convencido de que me alcancen los escasos tres años que vienen para dejar mi huella en este plano de existencia. Eso que tres años es mucho tiempo, tendría que sobrarme.
Si me muriera ahora, quizás dirían: "Qué pena, fue demasiado pronto, falleció muy mal". El reloj no para nunca, sigue para atrás y nadie sabe a qué distancia está del cero. OK, estoy muerto, no tengo sentimientos. Y sin embargo, así muerto como me imagino, me arrepiento. Sí, yo, el que nunca se arrepiente de nada porque todo, salga bien o mal, sirve de experiencia y para aprender. Me arrepiento de lo que no hice, porque no me olvido del paso que no dí, del poema que no recité, del gusto de helado que no pedí, del sentimiento que me guardé tan adentro que ya ni parecía mío. Lamento el haber dejado pasar ese tren por no querer correr, haber bajado la mirada cuando ella me clavaba la suya tan insistentemente, haber escondido tras una sonrisa la frase "ojalá te dé una aneurisma, hijo de re mil puta" que sonaba en mi cabeza. Yo enseño con el ejemplo negativo, no me imiten y les va a ir bien.
Crémenme, tiren la mitad de mis cenizas al Río de la Plata y la otra en el campo del Estadio Obras. No me lloren, que me van a extrañar sólo un par de días: después la brisa del tiempo borra esa huella, o al menos la cubre de polvo. Y sigan, que falta poco para que se les acabe el changüí que están disfrutando. Tarde o temprano van a conocerle la cara, y asusta.
H.