Sunday, October 10, 2004

- Anexo Ferrero - Día 4

Siguió el festival. Se me había pasado aclarar algo, no se confundan: no es de rock, eso es mentira. Es de música y punto. Esta vez me esforcé y llegué a eso de las 5 pm; y desde la cola en la puerta hasta que me tomé el colectivo para volver, estuve mirando remeras y caras en busca de mi amiguita virtual, arbolera y bersuitera Floppy. Aunque estaba, nunca la encontré. Volviendo a lo otro, igual me enojé conmigo por no llegar para el show de Cuentos Borgeanos.
De una me mandé hasta donde estaba la gente haciendo piruetas en patineta; eso y la música de Ana Bolena de fondo hicieron que el comienzo fuera alentador. Baobab tocaba an ese mismo momento, pero no me molestó no escucharlos. Ah, me avivé y me hice de un folletito con los horarios apenas pisé el estadio, cosa de organizarme y ver todas las bandas que me interesaban, recordando lo de los días anteriores y las malparidas superposiciones de shows en distintos escenarios.
Honestamente, por momentos me sentí viejito. Era demasiado abundante el espíritu adolescente que se respiraba en Ferro, con un promedio --me arriesgo-- de 16 años. Y creo que el 80% eran alternos o como se les diga a quienes tienen esta onda alternotonta tan famosa. Yo me paseaba vestido de negro, sin inscripciones (no-logo!), con mis zapatillas recitaleras todas destrozadas, y a mi alrededor veía tanta producción, peinados, maquillajes, vestuario cuidado... por las bandas que tocaban era razonable esperar una escena así. Ojo, todo bien con los alternos, es sólo una descripción de lo que veía, y de lo fuera de lugar que me imagino habrán pensado que estaba yo. Pero caminaba bien pancho, comiendo mi alfajor, uno de los que trajo mi abuela de las termas de Río Hondo, a modo de merienda.
Lo nuevo es que estaban palpando a la gente en la entrada, y no fue tan "viva la pepa" como el fin de semana pasado. Igual, aunque no ví quilombos, mucho no me importaba lo que la policía se moviera o dejara de moverse porque en el Juzgado ya no estábamos de turno =P
Me dí el gusto de escuchar a Capri en vivo, con un sonido impecable y todos (bastantes) prestando mucha atención a su performance. Quedé satisfecho, sonaron muy bien. Siguiendo con mi paseo, me colgué un rato viendo al Robi Draco Rosa ese, que no me llamó mucho la atención. Preferí darle un poco de apoyo como público a Victoria Mil, haciendo mi obra de bien del día.
Como la última vez había aguantado sin mayores dolores, anoche fui decidido a saltar como en los viejos tiempos, hasta que los pulmones no funcionen más, sin pensar en columnas o piernas. Con Árbol canté y salté a morir, estuve a punto de caerme en Enes y en Vomitando Flores (igual nada que ver con el año pasado en River, que ese tema la rompió... esta vez fue: todos agachados), y la verdad es que mucha gente iba al festival a verlos a ellos. Lástima que tocaban al mismo tiempo que los Natas (qué broncaaaaaaa), y me tuve que quedar con las ganas. Después miré dos minutitos a Adicta y salí corriendo para Kapanga, que fue una fiesta increíble --tocaron todos temas que me gustan, y de vuelta, pogo sin restricciones. Catupecu tuvo un par de problemas con el sonido pero zafaron a tiempo, y lo pasé bárbaro recordando viejas épocas musicales, gracias a toda la fuerza que tienen en vivo.
Shhh, un secreto. Descubrí que el baño que queda a la derecha del escenario grande, por el camino donde el único cartel dice "Salida", está siempre vacío, porque nadie se quiere ir sino que quieren ir al baño XD, así que entre banda y banda no tenía que hacer cola para, literlamente, bañarme bajo la canilla fría!
Babasónicos... bueh... me gusta su música, y en vivo se toman mucho trabajo con el despliegue, pero igual... me fui a tomar un café con un alfajorcito de maicena, me senté un rato en las gradas, miré el escenario desde un costado, desde el otro, desde atrás, me crucé con Gustavo Olmedo (de Rock & Pop) caminando de la manito con Romina Nosecuanto (modelo y VJ de MuchMusic), me crucé con Sebastián Bianchini (de Árbol) repartiendo a unas niñas pulseritas para entrar al VIP (de hecho lo seguí un rato por si Floppy lo andaba revoloteando, pero no, y encima el pibe se dio cuenta y me puso cara de tujes, mal), lo ví a Joaquín Levinton (el enano maldito ese, baboso al mango y un poquitín creido --en otro momento contaré los porqués de mi descripción--, cantante de Turf), y terminé sentado atrás... Ejem, para concluir, me quedé dormido en los últimos dos o tres temas. No me causa gracia, es que no lo pude evitar!
Esta noche no me toca visitar Caballito, porque a Bersuit ya los ví en el Luna y no estoy como para andar tirando la plata; aparte a la tarde voy a un show de danza árabe en el que baila mi amiga Vale (no la veo desde el año pasado! =S). Además, más a la noche tengo cena familiar en mi casa. Es una lástima perderme a Oisin, Palo Pandolfo, Carca y la Mancha, pero todo no se puede. Ergo, día 5 estará ausente en mi cada vez más aburrido blog.
Me voy con una reflexión, algo que me dí cuenta de que tanto Fernando Ruiz Díaz como la gente me estaban gritando y gritando sin parar, y yo sólo saltaba y no me daba por aludido:





D A L E ! ! !




H.