Tuesday, October 5, 2004

Dorado de los dos lados

It used to be so easy
I never even tried
Yeah, it used to be so easy
But the last day of summer
Never felt so cold
The last day of summer
Never felt so old
Pasó mucho tiempo, pasaron y me pasaron cosas. Dejé de postear porque ni quería saber qué estaba pensando, esa es la verdad.
Ahora intento poner esta vida en orden. Logré después de varias charlas --en realidad después de tres en especial-- mirar a lo lejos y mirarme desde cerca, y ya tengo algunas conclusiones. Agradezco enormemente el oído, las caras y las palabras de mi hermana de sangre y mis dos 'hermanas' por opción. Y muchoooos otros amigos máaaaaasss...
Antes que nada, lo que hice lo hice por algo. La ayuda del alcohol en cantidad no puede confundirse con una razón por sí sola, no hizo más que permitir la salida de algo que ya estaba. Lo bueno es que no me arrepiento de aquella noche, que tuvo sus espirales, porque contrariamente a lo que podría suponerse me sirvió muchísimo para (después de más de dos años!) dar por cerrado un capítulo que no se había terminado sino que estaba en suspenso. Tan así, contrariamente a lo que se podría suponer, no siento nada por mi ex y no volvería a estar con ella. 99,99% seguro. El decimal que falta lo completaré la próxima vez que nos encontremos cara a cara. Punto y aparte.
Mi situación laboral está carcomiéndome las neuronas. Es todo lo que sé con seguridad por ahora; cuando pueda tomar las decisiones para las que parece que no tengo las agallas suficientes, volveré sobre el tema.
He llegado a la conclusión de que la vida se empeña en sonreirme, en colocarme en situaciones con mucho por ganar y poco por perder, mientras que yo desarrollé la habilidad sobrenatural de encontrar la forma de arruinar esa posibilidad, dejar pasar el tren y encima después quejarme como si fuera la pobre víctima. Por primera vez en mucho tiempo, y, tal vez por coincidencia, después del episodio de aquel sábado, tengo un abanico de opciones delante mío. Lo único que se me requiere es que haga algo, que me mueva por lo que quiero y lo que sé que me va a hacer bien. Y sí, quiero arrancar, pero por alguna extraña razón sigo poniéndome trabas, entorpeciendo mi camino. Si diera detalles, más de uno diría que soy el más idiota del planeta... Sólo hace falta una mísera llamada (con respecto a la una), o una simple invitación: "vamos a tomar algo" (con respecto a la otra). Lo peor es que sé que la respuesta va a ser 'sí', y entonces tengo que aceptar que no es miedo al fracaso, es algo más, ¿es el miedo a que me vaya bien? ¿Soy en serio mi peor enemigo?
Gracias al o a la anónimo/a que comentó sobre mi 'reincidencia', en sintonía con lo que yo ya estaba pensando. Un detalle raro sobre eso: terminó sus palabras con un punto y un guión (".-"), como mucha gente de mi futura profesión... mmm...
H.