Tuesday, August 24, 2004

Freno

Tú la veías todos los domingos, a través de las rejas carcelarias de la casa de tu hermano Ángel, a través de las turbias enredaderas, pero nunca te atreviste a cruzar la calle y platicar con ella. ¿Por qué, Juan Manuel? Porque en lugar de cruzar la calle y platicar con ella caías en la desgracia de pensar en cruzar la calle y platicar con ella.

La idea era no hablar de mis citas para no influir en su interpretación, pero a esta altura ya no respeto ni mi propia palabra. En fin, en varios sentidos me siento identificado con este personaje, Juan Manuel Barrientos. Dejarme vencer por mi cabeza es mi perdición; el reprimir los impulsos con la ilusión de tamizarlos a través del filtro de un análisis supuestamente racional es, seguro, la principal razón de mi cobardía. Gran error, pensar en hacer las cosas más de una vez antes de animarse a mover. Salvo en el ajedrez... sólo que este es un juego distinto.
Junté valor, usé el refrán "perdido por perdido", y me mandé. Veremos qué pasa.
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Dicen que se lo vió "haciendo rostro" otra vez entre los negocios de la galería Bond Street. Dicen que entró en Lee-Chi y se oyó una conversación parecida a la que sigue:
-Hola.
-Hola.
-¿Te quedan entradas para Dancing Mood el viernes?
-No.
-¿No sabés si mañana te traen más?
-No. (con cara de "no podría importarme menos")
-Uh... ¿a cuánto están las entradas para Divididos el 11 de septiembre? (con $10 en la billetera y monedas en el bolsillo que sumaban $0,90)
-Quince.
-Eh, y che, otra cosa, ¿puedo cambiar una de las entradas que saqué para el Quilmes Rock por otra fecha?
-No.
Dicen que no fue su día, y salta a la vista.
H.